En el corazón del barrio Buenos Aires, sector El Caliche, en esta ciudad de Azua de Compostela, se levanta una infraestructura moderna que, en teoría, debería ser un símbolo de esperanza y educación. Hablamos del Liceo Gastón Fernando Deligne, un plantel inaugurado con gran orgullo en febrero del año 2020 durante la gestión del expresidente Danilo Medina.
Sin embargo, hoy este centro educativo se encuentra sumido en un abandono alarmante y vergonzoso, víctima de más de ocho robos perpetrados a plena luz del día, como si se tratara de una propiedad privada de los delincuentes, llevándose consigo inodoros, lavamanos, puertas, bombas de agua, alambres eléctricos y hasta sus lámparas.
Mientras las aulas permanecen cerradas y llenas de polvo, los pasillos desiertos sirven de escenario para los saqueos constantes que han puesto en riesgo no solo el patrimonio público, sino también la integridad de los pocos trabajadores que aún intentan custodiar estas instalaciones.
Es importante enfatizar que solo dos serenos se mantienen en este centro educativo enfrentando esta situación de extrema inseguridad: Miguel Ángel Ramírez, nombrado desde el año 2021, y Luis Rafael Santana Ovando, también nombrado en 2021. Ambos han cumplido con su responsabilidad al denunciar reiteradamente ante las autoridades de Educación estos hechos, pero hasta la fecha no han recibido ninguna solución ni apoyo efectivo.
La evidencia que hoy presentamos muestra un grave ejemplo de ineficiencia administrativa, porque mientras este liceo cuenta con todas las condiciones físicas óptimas para su funcionamiento, las autoridades responsables han ignorado la problemática, dejando a estos dos trabajadores como presa fácil de desaprensivos, que penetran al recinto con total libertad y descaro.
Esta situación no solo atenta contra la seguridad de quienes laboran allí, sino que además retrata el fracaso de las actuales autoridades de educación en no brindar respuestas rápidas y eficaces a un problema tan grave como el abandono de un centro educativo víctima del vandalismo sistemático.
Hoy, alzamos la voz para exigir al Ministro de Educación y a todas las instancias competentes que asuman su responsabilidad y procedan de inmediato a intervenir este plantel, dotarlo de la vigilancia necesaria y garantizar la protección de las instalaciones y del personal que aún resiste, a pesar del temor constante.
El Liceo Gastón Fernando Deligne no puede seguir siendo el liceo olvidado.
�La comunidad de Azua de Compostela no aceptará más indiferencia ante este ejemplo vergonzoso de incapacidad administrativa.
